jueves, 14 de octubre de 2010

UNA MIRADA A LA CULTURA POPULAR EN EL PERÚ: LIMA A FINES DEL SIGLO XX


Los cambios en la ciencia histórica con la aparición de la historia inmediata, nos  ha permitido tener nuevas perspectivas de estudio, integrando como se ya se hace de acá un tiempo los trabajos antropológicos y sociológicos en la reconstrucción de los hechos históricos, usando inclusive sus técnicas, de manera interdisciplinaria.
El abordar el devenir de los fenómenos culturales en los últimos 30 años, exige también desprenderse de subjetivismos e intentar reconstruir los hechos históricos de manera crítica y proyectiva.
El objetivo de este trabajo se intentar dar una mirada a los fenómenos cultura, en el espacio de Lima Metropolitana desde 1980 hasta inicios del siglo XXI. Re-conocer y  comprender estos fenómenos es muy urgente, en la medida que se crean instituciones públicas estatales (Ministerio del Cultura), encargadas para la administración y gestión cultural con directivas  de organismos exteriores, que no han pensado y vivido nuestros problemas, pero el mundo académico actual busca enfrentar esos desafíos.
Por otro lado la realidad cambiante de nuestro país, en este proceso de democratización de las instituciones y la vida pública, oficializa algunos elementos o discursos de la “sub-cultura”, “cultura popular”, “folklore”, hasta la llamada “cultura chicha” que empiezan a emerger en esta sociedad globalizada, acorde a los intereses del mercado neoliberal. Sin resolverse los problemas de desigualdad, inequidad en nuestro localidad en referencia, más aun en el país.

Lima la ciudad con que explotó de manera poblacional
Las estadísticas nos permiten puntualizar estos cambios. El Perú de una población urbana de 4`698 176 habitantes y una población rural  de 5 208 568,  pasó a ser un país urbano al 2007 con una población urbana de 20 810 700 habitantes y una población rural de 6 608 594 habitantes. De los cuales en el 2007, 14  973  264  habitantes viven en la costa.
Para el caso de Lima Metropolitana, considerando la Provincia Constitucional del Callao ha variado de 1 845 910 habitantes en 1961, a 3 302 523 habitantes en 1972,      4 608 010  habitantes en 1981, 6 345 856 habitantes en 1993, hasta  8 482 619 habitantes en el 2007. Ello se explica por el centralismo que aun vive nuestro país, las mejores condiciones de vida en la capital, entre otros factores económicos, políticos, sociales y culturales.
Entre 1988 y 1993 el 42% de los migrantes se trasladaron a Lima Metropolitana; pero así como se desarrollo una migración interna, en estas ultimas décadas el “éxodo rural” de hace cinco décadas se transforma en éxodo al extranjero, entre 1990 y el 2007 la migración andina al extranjero sondea 1 940 817 peruanos, principalmente a E.E.U.U. (31%), Argentina (14%) y España (13%). Multiplicando las relaciones sociales y culturales que se venían tejiendo en nuestra realidad.
A nivel de edades las tres últimas décadas se caracterizan por la explosión de los jóvenes y la población en edad laboral, por ello las demandas sociales en: formación técnica y universitaria, en el empleo, la vivienda y el transporte urbano, se mantenido o desarrollado. Pero en estos cambios demográficos aun persisten las diferencias sociales y étnicas. (Fuentes: INEI - Censos Nacionales de Población y Vivienda, 1940, 1961, 1972, 1981, 1993 y 2007.)

Lima la ciudad cambiante:
Se han realizado varios estudios sobre la migración andina a la ciudad, periodizando las grandes transformaciones de 1950 a mediados de los 80 y de estos mediados hasta inicios del 2000.
La primera en búsqueda de la vivienda y el ascenso social y la formación de los nuevos polos o núcleos de expansión barrial, comúnmente llamado “conos” se recrea el mundo andino en la ciudad.
En la segunda los elementos de la modernidad capitalista se mezclan en la vida cultural, ello como reflejo de los cambios económicos y políticos en el Perú y el mundo.

El migrante en la ciudad de los 80’ y los 90’
El migrante o “nuevo limeño” , sigue sufriendo los encuentros, intercambios y fusiones de las corrientes étnico culturales, tanto criollas, como de las demás minorías étnicas, pero “cholifica Lima”, o parafraseando a Arguedas “al inmenso pueblo de los señores llegó y lo removió. En el lenguaje académico rompe el modelo de mestizaje que lo negaba, lo excluía, lo despreciaba (aunque los verbos se deberían de seguir usando en presente, para su descendencia).
Pero el precio de la “aceptación” formal  como ciudadano, tiene costos, en unos niveles se aliena, se “acriolla”, niega su idioma, cultura,  alimentación, vestidos, algunos antropólogos consideran que se “acultura” para integrarse a la ciudad; pero esto lo considero en discusión para analizar los procesos naturales de asimilación cultural que se dan en las culturas de clases sociales diferentes o inclusive en el interior de una de ellas.
Volviendo, se suman las rígidas delimitaciones de clase que impiden la movilidad a través de los logros, estas divisiones se fortifican al atribuírseles distinciones étnicas, entre los diferentes provincianos del norte, centro sur del país. 
Los movimientos populares urbanos de invasores despliegan potentes fuerzas culturales, que persiguen múltiples significados y objetivos, exigiendo acceso a servicios básicos, pero también cuestionan la histórica segmentación étnica de los sectores populares.
Estas luchas democráticas hacen surgir nuevas formas de hacer política y nuevas reglas de sociabilidad, generando una cultura nueva, una cultura democrática. Por ello prácticas políticas ajenas al clientelismo, desarrollan caminos mas autónomos en su relación con el Estado: las organizaciones populares que se reflejan en la distinción de lo popular con lo populista, ello también se discute en la denominación de todo aquello se apellide así: cultura popular, educación popular, arte popular, música popular, economía popular, salud popular.   El dilema de lo popular y lo populista se mide no en la extracción de un sector social, sino en los interese y necesidades de clase de los sectores populares, a un campo ideológico –político. Ello puede permitir recoger experiencias para seguir desarrollando las propuestas de estos sectores populares en el futuro.
Esa nueva identidad política, diluiría las identidades étnicas y locales para dar paso a una nueva identidad nacional popular en pos de construir su hegemonía. Se rescatan la dimensión cultural de las luchas sociopolíticas. La cultura es política puesto que los significados son constitutivos de procesos, que implícita o explícitamente, buscan redefinir el papel social. El individuo, la sociedad, la economía y la política son uno solo.
Realizó una intensa lucha por la constitución de la ciudadanía, la igualdad de derechos y obligaciones, la pertenencia a una comunidad política que crea.
Pero en los noventa la globalización, las secuelas de la guerra, la crisis de paradigmas e imposición del paradigma capitalista: posmoderno a nivel académico y el discurso cotidiano, origina que los actores sociales ya no se definan por su anclaje cultural o político ideológico, sino desde su vinculación asimétrica con lo global, por ello se usado con mayor magnitud el desarrollo tecnológico de los aparatos ideológicos de dominación, como los medios de comunicación: TV basura, radio con las modas foráneas, el internet al servicio del mercado mundial y la ideología del capitalismo. Sumado a ello las desviaciones y confusiones en los sectores políticos en el mundo y el país.

El campo económico no es ajeno a este replanteamiento de la forma de vida, la salida que se ensayan fuera de la estructura estatal es la informalidad, aprovechando su capacidad y alta valoración del trabajo, la creatividad, su laboriosidad, la disponibilidad para el esfuerzo. Por ello  el espíritu capitalista engrana con la mentalidad andina, sin duda que también de manera viceversa y se acrecentará en los 90 pero ello tiene factores económicos políticos de inserción al capitalismo mundial globalizado que hace que se conjugue con el individualismo y el deseo de progreso, trabajar, ahorrar, invertir, ser más que el resto.
Su ética de trabajo se expresa en frases como  “cuando no trabajo me da sueño”, “para que mis hijos no sufran como yo” o lo modelos empresariales de Gamarra.
Los “nuevos limeños” tuvieron que elaborar un entorno cultural y material que les permitiese no solo la supervivencia sino la realización de los objetivos de superación y bienestar que se había planteado al momento de migrar. Así recurren a la pertenencia primordial de redes de parentesco y de paisanaje.
Estas nuevas relaciones sociales que mantienen tejidos clientelísticos,  paternalistas, en el medio urbano, anónimo y hostil, los lazos de parentesco son altamente valorados, la familia es reducto de reciprocidad, pero los elementos de desigualdad social, no dejan de entrelazarse, ser paisano o familia no quiere decir que elimine las relaciones entre las clases sociales en la economía, aparecen nuevas relaciones de desigualdad: formas de manipulación de la reciprocidad y parentesco como en la producción textil de Gamarra.
La inserción en la economía en diferentes rumbos permite una burguesía serrana en Lima con una descendencia que no olvida sus patrones culturales, para el caso del empresariado popular a la vez que sirve de elemento cohesionador y dinamizador de la pequeña industria informal, también esta asociada al universo cultural andino a través de cargos o mayordomía en las asociaciones regionales y provinciales, ello toma reflote a lo largo de la primera década del siglo XXI, peros sus bases se gestan en décadas anteriores. Así surge una nueva cultura urbana marcada por la recreación y replanteamiento de las culturas rurales andinas, en el nuevo contexto urbano.

La nueva identidad en gestación
Llámese identidad clasista, la ciudadanía, identidad nacional popular, la informal, identidad chola, identidad chicha, en todas, la cultura andina esta presente en los discursos, siendo en perspectiva acompañada de la cosmovisión amazónica.
El nuevo limeño redefine su identidad en el contexto urbano, sigue creando nunca lo ha dejado de hacer desde que llego, no es atemporal ni aislada su creación material y espiritual. El problema de la identidad peruana se resuelve aceptando la consideración multinacional o multicultural, que a su vez tiene exigencias económicas y políticas, estructurales, las primeras no niegan las últimas, como se hacer creer desde enfoques culturalistas, llámese hoy interculturalidad. El reconocimiento de sí es importante y urgente no se puede dejar de reivindicar el carácter étnico del pueblo, como lo mencionara Montoya.
Ahora, el problema de identidad cultural popular urbana, tanto para el provinciano como para el migrante que se acepta, se reconoce, acepta la base andina amazónica principal y se rediseña con los aportes de las diferentes naciones del interior y de todas las naciones del mundo que también sufren las mismas necesidades.
Pero ¿qué ocurre con lo hijos de lo migrantes, es decir el problema generacional, en la mantención, difusión y desarrollo de la cultura popular urbana? Creo que los conos nos dan van dando respuestas con lo proyectos aislados en los campos del arte y la cultura, un reensayo de experiencias pasadas, pero así como problema generacional, tomara su tiempo el que asuma de manera consciente su dirección, a pesar de lo represión del estado, ya hay iniciativas para hacer frente a los problemas sociales manifestando su cultura popular urbana: festivales de danza, música, teatro, desarrollados en Lima Norte (léase Comas), Centro (léase Huaycán), y Sur (léase Villa el Salvador).
En esta nueva identidad la mentalidad de los jóvenes, cobra mucha importancia en el reconocimiento de su devenir histórico local y nacional, pero en la realidad inmediata afronta la crisis económica de desocupación o desigualdad de oportunidades, la violencia urbana, como reflejo de la violencia estructural y el bombardeo de los medios de comunicación, para el caso de prensa basura televisiva y escrita, en este último sigue siendo apoyado por la sociedad oficial, en esta ultima Feria Internacional del Libro de Lima, en la ridícula celebración de los “16 Años de Espectáculo” del diario Ajá. ¿ello podrá ser nuestra identidad?
Frente a esta situación es vigente este pensamiento de Vasconcelos “Pesimismo de la realidad pero también un optimismo del ideal” para ver estos años.
Arguedas es visionario en esta realidad cultural popular urbana por construir “con nuestros himnos antiguos y nuevos, … estamos envolviendo (esta ciudad) Somos miles de millares, aquí, ahora. Estamos juntos; nos hemos congregado pueblo por pueblo, nombre por nombre, y estamos apretando a esta inmensa ciudad que nos odiaba, que nos despreciaba como a excremento de caballos. Hemos de convertirla en pueblo de hombres que entonen los himnos de las cuatro regiones de nuestro mundo, en ciudad feliz, donde cada hombre trabaje, en inmenso pueblo que no odie y sea limpio, como la nieve de los dioses montañas donde la pestilencia del mal no llega jamás. Así es, así mismo ha de ser

A mi perspectiva, puedo concluir que el migrante del mundo andino, a irrumpido en la ciudad, “invadiéndola”, “haciéndola suya”, a nivel económico, social, político y cultural, en este ultimo campo se “a aceptado” su cultura, de manera selectiva, por parte de las sectores dominantes, pero este desplazamiento a los sectores dominantes a  aburguesado su cultura, sus contenidos y formas, amortiguando la subjetividad de descontento de una población marginada, que no pierde el mito, la utopía aún en la ciudad.

BIBLIOGRAFÍA

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2007      “Arte y Cultura: Raíces nacionales y asimilaciones”. Arteidea Editores. Lima  

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2009      Una población diferente: cinco décadas de cambio demográfico” de Carlos Eduardo Aramburú (63-82) en “Cambios Sociales en el Perú 1968-2008”. PUCP

Portocarrero, Editor Gonzalo
1993      Los nuevos limeños sueños, fervores y caminos en el mundo popular”. Taller de Estudios de las mentalidades Populares (TEMPO), Casa de Estudios del Socialismo. TAFOS, Lima.

Varios
2004      Las ciudades en el Perú. Perú Hoy. DESCO Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo, Lima, Perú.
                Artículos:
Lima: Consolidación y expansión de una ciudad popular, de José Barreda y Daniel Ramírez Corzo.

De la barriada a la metropolización: Lima y la teoría urbana en la escena contemporánea, de  Vega Centeno, Pablo.

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